Sacred Valley Machu Picchu – Salcantay
informes históricos sobre el ancho del camino, varían entre 1 O a 15 pies. Todas estas medidas son correctas, pero sólo en ciertos lugares. Cuando los factores ambientales (por ejemplo. las fuertes pendientes) impedían la construcción de un amplio camino, encontramos que el ancho promedio mínimo del camino fue de 10 pies (tres metros). Ninguno de los informes tempranos menciona que el camino pudo tener casi 50 pies de ancho (15 metros), en varios • kilómetros al sur de Huánuco Pampa. Es posible comprenderactualmente, que no existió equivocación alguna en los estudio., arqueológicos que mencionaron la existencia de caminos de menos de tres metros (1 O pies)
de ancho. Estas investigaciones presentaron los primeros datos sobre un amplio sistema de caminos laterales estrechos, los cuales en algunos casos son mencionados en las fuentes históricas tempranas pero sin buenas descripciones físicas. Los arqueólogos de nuestro proyecto prospectaron en seis zonas, caminos que formaban parte de las vías principales, encontrando que usualmente tienen un ancho que van desde menos de un metro (un simple
sendero) hasta cuatro metros (13 pies). Estos caminos probablemente sean el grueso del sistema vial Inka. No son los grandes y amplios caminos del Sol, descritos a menudo en los relatos históricos tempranos. Otros factores -distintos a los medioambientales- influyeron en la amplitud de los caminos Inka. La disponibilidad de mano de obra para la construcción y mantenimiento de los caminos, debió de haber intervenido en el acho del camino. Es decir, el número de mitayoq y el tiempo asignado en sus tareas constructivas, podrían haber afectado de algún modo el ancho de los caminos y si algunos segmentos de los mismos hubieran tenido o no, construcciones formales. Sin embargo, no existen fuentes históricas o arqueológicas confiables que se refieran al tamaño o composición de las brigadas constructoras de ca- minos. Evidencia etnográfica reciente (Urton 1983:40-43) describe cómo los pobladores de Pacaritambo, una comunidad de 70 kilómetros al sur de Cuzco, mantienen un camino lateral destinado al uso de vehículos. Esto podía reflejar algunos aspectos de la construcción y reparación de caminos durante la época Inka, y podría explicar porque algunos segmentos de un tramo están construidos de modo diferente. En Pacaritambo el camino lateral se divide en 1 O chuta (segmentos) y cada uno es reparado por alguno de los 1 O ayllu de la comunidad. Los informes de Urton precisan que un anciano recordaba que el sendero entre Cuzco y Pacaritambo era reparado del mismo modo, con un ayllu asignado a cada chuta. El prime chuta se iniciaba en algún punto al sur del Cuzco, con vista a la capital Inka. Algunos de los caminos Inka cambiaban el ancho y estilo constructivo sin razón aparente (véase el capítulo 5, sobre el camino de Huánuco. La competición entre los diferentes ayllu a cargo de diversas chuta, podría explicar estas diferencias. Los chuta existieron duran- te la época Inka. Los funcionarios a cargo de los khipu (Collapiña et al. 1974 [1542]:37.) contaban que el Inka Wira Kocha, estableció los sistemas de chuta y chasqui en la red vial Inka. Otro factor que influenció en la amplitud de la red vial Inka, fue tamaño de las calzadas construidas en la época pre-Inka, pero utilizadas por el imperio. Es probable que el impero haya remodelado estos caminos en algunos casos. En otros casos no lo hizo, como en la costa norte peruana. Es necesario ser cuidadoso y no interpretar el ancho de un camino pre- Inka, en relación proporcional a la cantidad de tráfico durante la época Inka. Por supuesto que un buen número de factores ambientales y culturales influyeron en la amplitud del camino, pero es necesario recalcar que la dimensión del tráfico se expresa en el ancho del camino. Por ejemplo, la muy importante ruta entre Cusco y Quito, presenta las amplitudes más grandes (hasta 16 metros [50 pies]), que se hayan observado en cualquier otro lugar de la red vial Inka. Además, este camino parece ser una construcción formal en toda su extensión. El camino de la costa, la ruta Quito-Cuzco, y el camino principal al sur del Cuzco (al Qolla Suyu), raras veces presentan un ancho de menos de tres metros, incluso en terrenos cultivados. Esto probablemente indicara que existió un ancho mínimo eficiente para un camino principal, aun así este ocupara valiosos terrenos agrícolas. Los caminos Inka conocidos por ser de menor importancia (ver la siguiente sección), se caracterizan por dos factores relacionados con el ancho de los mismos. En primer lugar, estos caminos raramente son de más de tres o cuatro metros de ancho. Segundo, los segmentos largos de estos caminos, son a menudo construcciones no formales. Es decir, en lugares en donde uno o varios senderos son suficientes, no se construyeron construcciones formales. El ancho de estos caminos a menudo sólo puede evaluarse, tomando en cuenta las condiciones ambientales que imposibilitaron la construcción formal de caminos. Esto es debido a que estos caminos tienen construcciones formales, sólo en la medida en les sirve para atravesar dificultades topográficas (como una pendiente pronunciada).
LA VARIADA IMPORTANCIA DE LOS CAMINOS INKA : Las siguientes secciones evalúan la información sobre la amplitud del camino, en relación a otras fuentes de información, histórica y arqueológica. Ellas abordan el significado general de los tres caminos principales y diversos tipos de caminos menores . La vía principal en La sierra norte (al Chincha Suyu) Tomando en cuenta casi todos los relatos históricos tempranos, la ruta de la sierra entre Cuzco y Quito, fue el camino más importante en el imperio. No hay otro camino que incluya un gran número y variedad de centro Inka. Nosotros prospectamos los tramos en las provincias ecuatorianas de Cañar y Azuay, entre Cajamarca y Huamachuco en el Perú, en la provincia de Huánuco, en el Perú, y en el tramo a la salida del Cuzco. Los datos ob- tenidos demuestran que ningún camino en la red vial lnka, fue consistentemente amplio, tanto condiciones favorables como desfavorables. El ancho mínimo fue generalmente de tres metros (con algunas excepciones) y el máximo de 16 metros . Es posible que los rangos de amplitud máxima en condiciones ambientalmente favorables disminuyan a medida que el camino se dirige hacia el norte. El camino del Chincha Suyu, al parecer a lo largo del Guayas (Guayaquil) (Cieza 1962 [1553):149, 168; Mathewson 1982) en un rerreno tropical, iniciado por Wayna Qhapaq. La extensión más meridional del camino costeño, se encuentra en el desierto entre el sur de Perú y el norte de Chile. Los informes arqueológicos de esta región (Núñez A. 1976:183, 190; Santoro V 1983) son escasos. La mayor parte de este camino no tuvo construcción formal alguna. La prueba de su existencia radica en el uso que le dio Almagro a su regreso al Cuzco desde Chile (Strube 1958). Desde el sur del Ecuador, el camino Inka costeño toma una variedad de formas. En gran parte de la costa norte fue parte de una red de caminos construidos antes de la llegada de los Inka. Por esta razón, un estudio de la amplitud de sus tramos no es muy significativo para la determinación de uso y tráfico durante la época Inka. Por otra parte, elcamino cos- teño principal, utilizado por el imperio, no fue una construcción formal a lo largo de los áridos y aislados desiertos, ubicados entre los valles irrigados. En general, no era más que un sendero marcado por una hilera de postes de madera o pilas de piedras. Este hecho fue resaltado por numerosos viajeros en los siglos XVI y XVII (Cieza 1962 [1553]:182-183; Cobo 1964 [1653]:126-131; Gutiérrez 1963 [1599]:248; Lizárraga 1968 [1589]:12, Sar- miento de Gamboa 1960 [1572]:250; Zarate 1879 [1555]:47). Sin embargo, no estábamos dispuestos a aceptar la idea de que elcamino Inka en el desierto de la costa, fuese sólo un sendero. Las razones de nuestra incredulidad se basaba en el hecho de que tanto Kosok (1965) como Ubbelohde Doering (1966) habían publicado fotografías de muchas caminos de la costa, con muros laterales, en ambientes desérticos. Por otra parte, otros relatos históricos tempranos describen el camino costeño Inka con muros altos de tapia, sin hacer mención a otro tipo de camino. Los informes mencionados anteriormente, aparentemente conflictivos, sobre la naturale- za del camino de la costa, no son realmente contradictorios. El camino principal de la costa, según nuestra prospección, se construyó de la siguiente manera: en los valles irrigados fue relativamente estrecho. Los estimados de Cieza y Cobo de 12 a 15 pies son probablemente precisos en líneas generales. Muy pocos de los caminos originales se conservan hoy en día. Los arqueólogos del proyecto observaron cinco segmentos en los valles de Chincha, Jeque- tepeque, Zaña, Pisco y Cañete (Lunahuaná). En Jequetepeque, Zaña y Chincha los altos muros laterales de tapia estaban erosionados, y el ancho de estos caminos ha sido ampliado a fin de que vehículos motorizados puedan utilizarlos. En Pisco y Lunahuaná los anchos originales de tres a cuatro metros permanecen intactos . Otra característica del camino Inka de la costa, fue la amplitud de los tramos a llegar a los valles irrigados. Estos segmentos solo se encuentran en la costa norte, probablemente al interior del territorio Chimú, quienes pudieron haber construido el camino de la costa en su totalidad. Estos segmentos bastante amplios se ubican dentro del intervalo de 15 a 80 pies de ancho. La extensión exacta de estos caminos era variable, como se puede observar en la descripción que hemos ofrecido del camino entre los valles de Moche y Lambayeque. Sólo un cronista, Molina (1943 [1553]:21) se refirió a su longitud. Él menciona dos leguas (10 kilómetros), la cual puede ser una cifra promedio, generalmente precisa. Estas vías de ingreso a los valles se construyeron generalmente con muros bajos (generalmente de adobe), ya veces incorporan un camino adicional en ambos lados. Kosok observó por primera vez este fenómeno de tres vías, y nosotros pudimos ubicar ejemplos adicionales. El ejemplo más espectacular es sin duda alguna la triple vía al norte del cerro Chocofán, en el valle de Jequetepeque, el cual es de 40 metros de ancho. Ni Kosok ni nosotros, tenemos alguna idea del significado de estos caminos. En 1982, encontramos la siguiente cita en el compendio de Gutiérrez de Santa Clara (1963 [¿ 1599?]:248249). Esta descripción puede explicar las vías de acceso de tres carriles, a los valles de la costa norte. Dos caminos colaterales estaban a ambos lados del camino real [costeño], y también tenían dos paredes anchos y fuertes. Y cuando el Inka cruzaba estos caminos, él iba en el camino central y era seguido por aquellos que eran los responsables de cargar su litera. Eran 600 hombres que se alternaban la carga sobre sus hombros. También había muchos indios importantes, de su corte real, quienes le acompañaban. Ellos eran llevados por muchos indígenas sobre sus hombros, porque eran grandes señores y jefes de diferentes personas, quienes tenían permiso de viajar en literas. La otra multitud de indios y cargadores, iban por las dos vías adyacentes. Y ninguno de ellos cruzaba a la vía central, a menos que el Inka los llamara. Las vías de tres vías utilizadas al momento en el cual los caminos ingresan a los valles, fueron evidentemente los caminos más amplios del imperio. Es muy probable que existieran antes de la llegada del imperio a la región, pero Gutiérrez creía que fueron utilizados de modo muy eficiente por el emperador y su corte. Nuestro proyecto encontró que el camino principal de la costa fue una entidad, sin mayores construcciones formales, la cual se extendió a través de desiertos y llanuras irrigadas. Las fotografías publicadas, de caminos con muros laterales en los desiertos, son todas de vías de ingreso a los valles de la costa norte. Excluyendo estos tramos, el camino raramente fue una entidad construida formalmente. Este fenómeno fue descrito por primera vez por Kroeber (19 3 O: 90, 91, Lámina XXIX), refiriéndose al caminoentre los valles de Jequetepeq ue y Zaña. Kroeber no se dio cuenta que estaba describiendo un patrón general constructivo de los caminos de la costa norte. Los arqueólogos del proyecto, e encontraron que los caminos a los valles, no fueron construidos en los valles prospectados al sur de Lima. Los desiertos entre los valles de Asia y Cañete y entre los valles de Cañete y Chincha fueron examinados cuidadosamente, pros pectados en motocicleta y mediante un detallado examen de las fotografías aéreas disponibles. La limitada prospección entre los valles de Rímac y Lurín, en busca de un número de rutas prehistóricas, cada una con una función diferente, fue igualmente infructuosa (Rostworowski 1977:2 172 19). Otros desiertos, igualmente prospectados, pero sin evidencias formales de la red vial Inka, están entre Pisco e lea (Duncan Masson, comunicación personal, 1979) y en varios desiertos al sur de Nasca (Dorothy Menzel, comunicación personal, 1982). La falta de una camino costera, construido formalmente en todos o la mayoría de los desiertos entre los valles de Rímac y Acarí es algo digno de mencionar, ya que la presencia de restos lnka es muy pronunciada en este valle, en comparación con otros valles de la costa del pacífico Ciertamente puede haber algunas excepciones a la proposición general de que el imperio lnka no construyó un camino de eje nortesur, en los desiertos de la costa del Pacífico. Beck (1979: 130132) ha identificado dos caminos parcialmente completos (WE2 y WE7) con asociaciones Inka en el desierto entre los valles de Moche y Chicama. Es probable que no sean parte del camino costeño principal que se utilizó durante la época lnka (véase el capítulo 3). Un camino formalmente construido conecta a los valles de Chincha y Pisco (véase el capítulo 7). Es de aproximadamente 10 metros de ancho y presenta una hilera de piedras a ambos lados. Se puede afirmar que se trata de un camino lateral, debido a que conecta a Chincha con la sierra, a través del valle de Pisco. Una tercera posible excepción a la proposición general de que los lnka no construyeron caminos formales en los desiertos costeños, es un camino entre el valle de lea (Ocucaje) y Santa Cruz. El ancho de esta vía varía entre los seis y ocho metros (Regal 1936:167; Rossel C. 1977:197). Presenta una hilera de en el kilómetro 359. Por desgracia, este camino no tiene ninguna asociación concreta piedras a cada lado, en una extensión de 40 kilómetros, atravesando la carretera Panameri cana, con algún período prehistórico específico. Peter Dunham lo inspeccionó con cuidado en 1980 (comunicación personal, 1981). Otros dos caminos Inka, construidos formalmente, son conocidos en la costa de Perú. Ambos se dirigen al interior y por lo tanto, aparentemente, no son parte del camino de la costa. Uno está en Chala (Hagen 1955:241242), y el otro, un conjunto paralelo de dos caminos, está en Ancón (Shoso Masuda, comunicación personal, 1981). Ambos están de limitados por una hilera de piedras a cada lado. caminos de la sierra se utilizan más que los de la costa. En resumen, el camino de la costa era importante, pero no es tan importante como el camino del Chincha Suyu. El camino principal al sur (al Qolla Suyu) Este camino que conduce al sur del imperio, se origina en el Cuzco (posiblemente tuvo dos rutas diferentes), en dirección al oeste y pasa sobre el lago Moina (Cieza 1962 [155 3]:250) y a través del acueducto Wari en Rumiqolla, a 30 kilómetros del Cuzco. En este punto el camino tiene 10 metros de ancho. Pasa al lado sur del sitio Wari de Pikillaqta, no a través del sitio como se observa en el mapa de Harth-Terré (en Gasparini y Margolies 1977:42). El camino continúa hacia el sureste a través del sitio Raqchi (Ballesteros G. 1981, Gasparini y Margolies 1977:234-235), en dirección a la Raya (Squier 1877:400-401), ya través de los tampu Ayaviri y Pucará (Mujica y Wheeler 1981:80-96). Al noroeste de Pucará, cerca de Ayaviri, se divide en dos tramos. Uno de ellos, llamado Urna Suyu, se extendió por el lado este del lago Titicaca. El otro, llamado Urcu Suyu, se dirige al oeste. Nuestro proyecto prospecto algunos segmentos del Urqu Suyu, entre Hatuncolla y Desaguadero, en los lados oeste y sur del lago. Las principales caminos del Qolla Suyu en Bolivia, no cuentan con descripciones arqueológicas y es incierto si continúan como dos caminos principales (Regal 1936: 134-143) o como una ruta al sureste del lago (Strube E. 1963: 44). El mapa de Julien (1978:5-22) parece ser más preciso. Ella grafica dos caminos, unidos por un ramal en Caracollo, pero cada uno continua de forma independiente al sur de Bolivia. Pudimos registrar un ancho variable entre los tres y seis metros para el camino de Urqu Suyu. Los tramos medidos fueron construidos sobre terrenos agrícolas, lo cual desalentó la construcción de caminos de mayor amplitud. El estado de conservación no era de los mejores y no tuvo mayores construcciones formales, a excepción de los empedrados al sur de Chucuito. Tiene algunos finos elementos constructivos que caracterizan al camino del Chincha Suyu. Los muros de piedra son una de sus características principales. Sin embargo, dado que se extiende sobre un terreno generalmente plano, no fue necesaria la construcción de escalones y muros de contención. No existen fuentes históricas tempranas que alaben este camino por ser una obra maestra de ingeniería, con la excepción de los cauces sobre el lago Titicaca (Cobo 1964 (1653]:128-129; Lizárraga 1968 [1589]:538). El camino del Qolla Suyu puede haber tenido dos ramas (Urna Suyu y Urqu Suyu) en el sur de Bolivia. Es posible que se conserve muy poco de los caminos del Qolla Suyu en la mayor parte de Bolivia ya que las actividades agrícolas probablemente han destruido gran parte de los seg- mentos del camino. Un tramo oriental del caminodel Qolla Suyu en Bolivia, es conocido por ser uncamino empedrado (Stothert S. 1967). Tal vez sería más apropiado catalogarlo como un camino del anti Suyu. La evidencia arqueológica del camino del Urqu Suyu indica que pudo haber sido tan utilizado como el camino del Chincha Suyu. El camino que se extiende por el lago Titicaca no tuvo más de siete metros de ancho (seis metros sería el promedio general). Sin embargo,
El sistema de caminos del Anti Suyu podría ser extremadamente complejo, pero es tan poco conocido que no se puede tener la seguridad de esto. Sólo uno de estos caminos, el Camino lnka a Machu Picchu, descubierto por Bingham (1930:21-37) ha recibido una investigación minuciosa por parte de Fejos (1944:54-58). Otras fuentes que describen los caminos del Anti Suyu en la región de Cuzco son Kendall (1973b:l 13, 137-139), Savoy (1971), y Agurto (1980: 112, 115-118). Otros caminos hacia los bosques del este, fuera del Cuzco, algunos sin evidencias claras de filiación Inka, son enumerados por Strube (1963:24-26, 33-38, 51-54), Tello (1942:47), Raimondi (1876:101-104, 156-160), y Levillier (1946:26-33). Recientemente se ha desarrollado una prospección en los caminos del Anti Suyu boliviano (Pereira l 982a; Sanzetenea 1979; Stothert S. 1967, «Viaje» 1976).
El camino lnka, conocido por los mochileros por sus hermosos sitios y paisajes Inka, no es más que uno de los tres caminos que conducen a Machu Picchu (Kendall, comunica- ción personal, 1980). Recorre laderas empinadas, sobe muros de contención de hasta ocho metros de altura (Fejos 1944:54). Gran parte de su estrecha calzada (entre un metro y dos metros y medio de ancho) se encuentra empedrada. Esta es una de las muchas rutas laterales sobre las laderas andinas. No hay razón para considerarla como una vía principal a pesar de dirigirse a la ciudadelamás famosa del Imperio Inka. La construcción de caminos en las laderas orientales andinas, fue particularmente difícil desde el centro de Bolivia hacia el norte, debido a que fue necesario penetrar densos bosques, ubicados sobre laderas escarpadas. Los caminos eran necesariamente estrechos y cuidadosamente diseñados. Las intensas lluvias y fuertes pendientes requieren de un extenso empedrado así como de elaborados muros de contención. Los caminos laterales entre la costa y la sierra .Simbólicamente, el camino más la sierra a la costa puede haber sido la ruta del Kunti Suyu, el cual fue uno de los cuatro ramales principales que conducen al Cuzco. Se dirigía a la región de Arequipa (Stanish y Pritzker 1983). Desafortunadamente, se conoce muy poco de este camino, e incluso su ubicación exacta cerca del Cuzco y de la costa, es tan solo una conjetura. Nuestro proyecto prospectó un tramo del camino lateral, desde la puna hasta la costa del Pacífico, a su paso por el valle de Pisco. Esta fue una de las principales rutas Inka, conectando al Cuzco, a través de Vilcas Huamán, con el valle de Chincha. Al igual que muchas rutas laterales entre la sierra y la costa, no se le menciona en las listas de tampu de Vaca De Castro o Guamán Poma. Pudimos observar tramos cortos de caminos laterales entre la sierra y la costa, en los valles de Lurín y Cañete. La ruta principal desde valle de Chincha a la sierra, cruzó el valle de Pisco. El camino es una construcción formal, lo que se aprecia claramente en los tramos que permanecen conservados. La amplitud del mismo es notable. En la puna, por encima del valle,varía entre seis y ocho metros de ancho. En el desierto costeño, entre Chincha y Pisco, es de 1 O metros de ancho. En pendientes pronunciadas, en el valle, varía entre uno y tres metros de ancho. La amplitud del camino es tan sólo un meco menor que el ancho de la vía principal del camino del Chincha Suyu, en condiciones ambientales similares. A juzgar por el anche del camino a lo largo del valle de Pisco, esta ruta fue de gran importancia, lo cual es conhr mado por evidencias arqueológicas adicionales. Por ejemplo, el tamaño y la elegancia de sitios Inkas a lo largo del camino (Inkahuasi, Huaytará, Tambo Colorado, La Lima Vieja complejos Centinela), son sencillamente extraordinarios. La evidencia de otros caminos laterales entre la costa y la sierra, grafica muchos caminos más de los señalados en mapa alguno del sistema vial Inka. Es muy posible que cada valle costeño de tamaño moderado, probablemente tuviera un camino en dirección a la sierra, con varios tampu a lo largo. Esta observación implica que pudo haber más de 30 caminos laterales, solamente en el Perú. Strube E. (1963:2627, 3842) enumera muchas rutas posibles, con datos insuficientes como para ser colocados en su mapa. Algunos caminos de la costa a la sierra eran más importantes que otros. Sólo la prospec ción arqueológica podrá precisar cuáles eran más importantes que otros, ya que la evidencia en las fuentes históricas tempranas es muy subjetiva. No obstante, se podría considerar que Cabo (1964 [1653):126) comprendió la importancia de los caminos de la costa a la sierra, mencionado los siguientes caminos como los más importantes:l. De Tumbes a la sierra.
2. De Trujillo (Moche) a las provincias de Cajamarca y Chachapayas.
3. De Paramonga a la sierra.
4. De Lima a al valle de Jauja.
5. De la costa de Chuquiabo (La Paz)
6. De la costa de Chunchos
Cabo no puede ser muy preciso, ya que omite rutas famosas e importantes en Pisco, Lurín, y la de Nasca a la sierra. El tramo del valle de Lurín (Pachacamac) a Jauja (vía Huarochirí) puede ser uno de los caminos laterales más espectaculares, construido por el imperio. Fue elogiado por Cieza de León (1967 15S [3]:45, 196) en dos párrafos, como una obra maravillosa. Merece una prospección arqueológica. Debió ser muy importante debido a que conecta a dos de los centros más importantes del imperio. El cronista Guamán Poma (1944 [1614]:3S 5, 433, 1074) define seis caminos importantes, dos de las cuales eran las rutas laterales. Uno se inicia en la sierra de Nasca (1936: 164 Regal165; Schreiber 1979:111129). El otro, aparentemente conecta a la costa (¿Cañete?) con la sierra, a través de Chocllococha. Las observaciones de Guamán Poma, con respecto al sistema vial Inka, son confusas y deficientes, en comparación con lo las de los autores anteriormente mencionados. Su lista de seis caminos importantes omite el camino principal del Qolla Suyu, así como los caminos laterales de Lurín (Pachacamac) y Pisco (Chincha), los cuales él podría haber conocido. Al sur del territorio andino, que hoy ocupa el Perú, la importancia de los caminos laterales entre la costa y la sierra, disminuye, debido a que los valles .costeños del norte de Chile, son poco frecuentes y pequeños, mientras que la sierra es estéril.
En resumen, nuestra prospección de un camino que comunica a la sierra con la costa, a través del valle de Pisco, demostró que una ruta lateral puede ser casi tan importante como un camino principal. Las fuentes históricas tempranas indican que hubo muchos caminos entre la sierra y la costa, siendo algunos muy importantes. La posibilidad de dos o tres docenas de caminos laterales, territorio peruano, resalta la importancia de las conexiones entre la costa y la sierra, lo cual viene desde la época pre-Inka, dada la tendencia a comunicar regiones diversas con zonas de recursos complementarios (Murra 1972).
Las rutas al sur del centro de Bolivia Pudimos obtener datos sobre una serie de segmentos del camino ubicado al sur del centro de Bolivia, hacia el oeste argentino y el centro de Chile. Estos se encuentran en las siguientes regiones: en los departamentos de Oruro y Cochabamba, Bolivia; en las provincias de Salta y Mendoza, Argentina; y las zonas de Atacama y Santiago, Chile. Además, las investigaciones realizadas por otros estudiosos (Bárcena, 1978; Iribarren y Bergholz 1971; Rohmeder 1949; Schobinger l 966d) han ampliado las interpretaciones sobre los caminos investigados al sur del centro de Bolivia.
No puede haber ninguna duda de que todos estos caminos eran de filiaciónlnka y estuvieron asociados a instalaciones igualmente Inka. Sin embargo, esta categoría general de caminos tiene una serie de características en común que los identifican como caminos marginales antes que principales. En primer lugar, ninguno de los caminos tiene más de cuatro metros de ancho, incluso bajo condiciones ambientales ideales, las cuales favorecerían a incrementar la amplitud del camino. Un camino de casi nueve metros de ancho, al oeste de las montañas de Famatima, en la Rioja, Argentina, es una excepción. Este segmento no está asociado directamente a restos Inka y la medida del ancho del camino, no fue tomada por nuestro proyecto. Otro informe sobre un camino Inka de más de cuatro metros de ancho en la Rioja (Aparicio 1936) puede ser inexacto (Juan Schobinger, comunicación personal, 1980). En segundo lugar, estos caminos no presentan estructuras formales durante grandes tramos. El camino de tres a cinco metros de longitud, a lo largo del río Calchaquí, es una posible excepción. La prospección de este camino no fue exhaustiva. Estos caminos tienden a presentar algunos elementos constructivos formales (empedrados, marcadores, lechos despejados, muros de contención) sólo bajo condiciones ambientales específicas.Las dos zonas en las cuales se observó la menor cantidad de construcciones formales fueron la zona de Santiago, Chile (donde ya no existe el camino en su estado original) y en la provincia de Mendoza, Argentina, en donde sólo se observa un largo sendero en casi todo el segmento investigado. Tiene sentido que estos caminos sean «marginales» en el lejano extremo meridional del imperio, con usos y flujos reducidos en comparación a otras zonas del imperio. Los tramos de Calchaquí, Famatima, Paria y Atacama, parecen haber sido rutas prin- cipales al interior de sus áreas de influencia, ya que todos están poblados de tampu y otros de clara filiación Inka. Sin embargo, cuando atravesaron superficies planas, sólidas, sin obstáculos, generalmente no se añadieron construcciones formales. Sólo se observaron canales de drenaje de piedra en Bolivia (en el tramo de Paria a Tapacarí). Empedrados, en segmentos cortos, fueron observados en Bolivia y Famatima (La Rioja, Argentina). Se ob servaron muros de contención en los segmentos bolivianos, los de Famatima y en el tramo. entre Calchaquí yTastil. Un lecho de camino, sin piedra alguna sobre su superficie, de ancho uniforme, fue visto en el camino a lo largo del río Calchaquí, en algunas partes del Atacama chileno, y en algunos segmentos del camino de Famatima. Es difícil precisar cuáles caminos al sur del centro de Bolivia fueron de mayor o menor importancia. Las fuentes históricas tempranas disponibles, no entregan mucha información sobre este punto. El camino a través del desierto de Atacama, sin duda alguna fue impor tante, debido a que no existía otra ruta a lo largo del lado occidental de la región andina que llegara al centro de Chile. Sin embargo, debido a que las fuentes de agua a lo largo del camino no eran abundantes, el ejército Inka aparentemente se desplazó hasta el centro de Chile, por el lado oriental andino (Argentina) (Olivarria 1852 [1594):2425). No es posible precisar cuál fue el camino principal, de eje nortesur, en las provincias de Jujuy y Salta. Matienzo (1967 [1567]:280281) define un camino que comunica a la puna con el río Calchaquí. Otro importante camino paralelo atraviesa la Quebrada de Humahuaca. Es probable que se una al camino del río Calchaquí, al norte de La Paya, utilizando parte del segmento delcamino CalchaquíTastil, prospectado por nuestro proyecto. Es posible identificar algunos caminos realmente secundarios, en las regiones al sur de Charcas. Algunos son callejones sin salida y por lo tanto no habrían sido de uso intenso. Como ejemplos de estos caminos, se puede mencionar a las vías que conducen a los santuarios de altura (Antecedentes 1978; Schobinger et al. 1966). Estos caminos, algunos con escalones, pueden ser los caminos más altos del mundo. Muchos se ubican a más de 5500 metros sobre el nivel del mar. Otros ejemplos son los caminos que se dirigen a minas y fortalezas fronterizas. Observamos varios senderos que parten del ramal principal en dirección a las minas de cobre en el desierto de Atacama, cerca de Copiapó, en Chile debido a las nevadas y al frío intenso en la región. Durante los meses de invierno son sencillamente intransitables. La expedición de Almagro perdió miles de vidas al cruzar la cordillera por un paso aún no determinado, situación que ilustra el peligro de utilizar estas rutas durante los meses de invierno. Los pasos sobre la cordillera, entre Chile y Argentina, podrían haber sido rutas importantes en condiciones ambientales favorables. Probablemente una de estos caminos, el que se ubica sobre Copiapó, pudo haber sido utilizado por rnitmaq y soldados enviados a la zona central de Chile (Regal 1936: 149, citando a López de Velasco). En 1535, el conquistador Almagro encontró un cargamento de oro Inka en Tupiza, cuando se dirigía al norte desde el centro de Chile (Silva G. 19771978:233). El tesoro debió de haber cruzado los Andes de oeste a este, en algún paso al sur del desierto de Atacama, En resumen, los tramos conocidos del camino Inka, al sur del centro de Bolivia, no son particularmente amplios y en raras ocasiones pueden superar los cuatro metros de ancho. dina. Fueron construidos de modo eficiente, invirtiendo fuerza de trabajo y recursos solamente en donde era estrictamente necesario.